viernes, marzo 30, 2007

As Times goes bye

Esta semana se me ha pasado volando. Y hablando de como pasa el tiempo, aprovecho y tiro de ciberdesvan para rescatar este archivo del que no puedo citar fuente dado que no recuerdo de donde lo saqué. El tubo es el clásico de Pink Floyd, Time.



Está dedicado a las personas nacidas antes de 1975. La generación de la espera. Nuestra infancia y juventud se nos paso esperando. Teníamos que hacer dos horas de digestión para no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión, los dolores se curaban esperando.

Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos:

- Viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin airbag, hacíamos viajes de 10-12 h. con cinco personas en un 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.

. No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.

- Marchábamos en bicicleta sin casco, hacíamos auto-stop, más tarde en moto, sin papeles.

- Los columpios eran de metal y con esquinas en punta. Jugábamos a ver quién era el más bestia.

- Pasábamos horas construyendo carretones para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que habíamos olvidado los frenos.

- Jugábamos a pídola, a pillar y a montarse unos sobre los otros, y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.

- Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos.

- No había móviles, estábamos totalmente ilocalizables.

- Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.

- Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de pedradas y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.

- Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a superarlo.

- Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.

- Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada.

- Nos contagiábamos los piojos en el cole y nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.

- Quedábamos con los amigos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, a coger, al rescate, a la taba..., en fin, tecnología punta.

- Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel, ¡sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos?

- Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol.

- Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo.

- Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la escopeta de perdigones, antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡Dios mío!

- En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos, y los que no lo hacían tuvieron que aprender a lidiar con la decepción.

- Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso... ¡Qué horror, no estaban inventados los exámenes extra!

- Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar de factor 30, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena con foso y pescar con arpón.

- Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.

No es de extrañar, y con respeto, que ahora los niños salgan pelín atontolinados. Si tú eres de los de antes... ¡Enhorabuena!

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