Ya no nos queda ni el recurso del pataleo

¡Con la iglesia hemos topado! Esta frase hecha de nuestro idioma, que no atribuíble a Cervantes, ni a El Quijote, es utilizada a menudo para describir situaciones en las que organismos, instituciones, administraciones, etc., echan mano de rebuscadas normativas ignotas del ciudadano medio ante las que no queda más remedio que decir "si o sí", dado que el recurso del pataleo deja de tener su más profundo e intrínseco significado.

EUROPA PROHIBE LA CALDERILLA

Un vecino de Ávila protesta cada año por el impuesto del vado porque considera que se trata de una medida impositiva arbitraria. Y por tercera vez acudió a las oficinas recaudatorias del Ayuntamiento abulense con 22 kilos de monedas o, lo que es lo mismo, 11.976 unidades de uno, dos y cinco céntimos: en total portaba 190 euros. Asegura Gabriel Téllez que le da igual que en la puerta de su garaje aparque un camión o un carro, porque subraya el hecho de que el vado es "un derecho", no un deber. Los funcionarios, que en otras ocasiones se habían fiado de la cantidad entregada aunque luego tuvieran que contarlo con paciencia, le esgrimieron una norma europea que impide recibir esa cantidad en calderilla. La normativa número 974/948 de 3 de mayo de 1998 dice que "excepto la autoridad emisora y las personas expresamente (sic) por la legislacion nacional del Estado miembro emisor, ninguna parte estará obligada a recir más de 50 monedas en cada pago". Al final tuvo que abonar la tasa municipal de forma menos original.

Fuente: El País, lunes 8 de mayo de 2006, sección gente, Carlos de Miguel. Ávila

Creo entender lo que pretende decir la noticia, aunque también supongo que se ha debido producir algun error de imprenta o similar ya que el texto resulta incoherente en su parte final. Más allá del hecho en sí, dos detalles y una reflexión. Uno, la utilización del poder normativo a "modo y manera". Dos, y apuesto la vida contra una raja de chorizo, estoy seguro que si en lugar de 190 euros hubiesen sido 190 millones, no estaría escribiendo estas líneas.

Y como reflexión inmediata tan sólo me queda decir: "hay gente pa tó".

Lo que si, me muero de curiosidad por conocer las circunstancias, motivaciones, etc...en fín, todo lo relacionado con ese "pedazo" de normativa europea, estoy en ello.